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Claves, llaves, verdades absolutas, eso busca todo el mundo para ver claro el camino a seguir, o por donde empezar, y más si cabe en estos tiempos en los que, si no eres alemán, tienes un problema.
Sin duda, no hay receta infalible del éxito de cualquier objetivo. Algunas estrategias son sobre el papel más fiables, por conservadoras. Pero ni eso es seguro.
Aunque apostaría a que usted lector está pensando en libros de management, teorías de microeconomía, cursos de empresariales, gestion por competencias, cuadros de mando...
Nada más lejos. Hay una fórmula mucho más efectiba para implantar una base sobre la que implantar la herramienta sobre la que se soporta cualquier estrategia: la formula es (empatía + sinceridad = reciprocidad => compromiso por respeto) y la base de la estrategia es la CULTURA. Todo jefe quiere que el trabajador haga lo que de el se espera, y eso es cultura. Cultura que suele estar directamente ligada al talante del mando, gerente, líder o gestor correspondiente.
Siendo sincero y generoso en el trato diario con trabajadores, y jefes, se van astableciendo precedentes de respeto sobre los que se fundamentará más facilmente cualquier cultura.
¿ cuándo hace mejor usted las cosas, cuando se las exigen o cuando le sale a usted hacerlas?
¿ a caso contento no se trabaja mejor?
¿ nunca un saludo educado de un desconocido le ha alegrado la mañana?
¿valora la educación en sus relaciones sociales? ¿ porqué en el trabajo no?
Son preguntas para la reflexión de que un pequeño gesto, sincero y diario, puede cambiar muchas cosas.
Si nos cuesta sonreir, o saludar a cualquier persona, el problema no son el resto, somos nosotros.

En los últimos tiempos estamos viendo, sobre todo en Europa, consecuencias de la crisis económica mundial que en 2008, cuando empezó, pocos podían pronosticar. Me refiero a la situación que estan viviendo, por ejemplo, en Italia, con un cambio de gobierno forzado por la situación y una sociedad agonizante, revelde y descabezada que busca su lugar en medio de la desorientación generalizada.

Qué decir de Grecia. El verano pasado, por momentos había más ruinas en el centro de la Atenas moderna que del propio Partenon. Allí también nos encontramos con un nuevo primer menistro de un gobierno que sobre la marcha se va adaptando a las directrices de quienes parecen tener las riendas de la situación global.
A estos dos países, basándonos en la rumorología,  podríamos unirles como futuras calderas en ebullición, Portugal, España, Irlanda... O sea, los PIGS (aquellos que ya tenían mala reputación antes de la crisis y en los que nadie invertiría nunca por el mal olor que desprenden)
Y hoy finalmente he leído que desde Bruselas se propondrá vetar las notas de solvencia a países considerados en apuros.

Y ahí es donde quiero llegar, a las notas que malean la confianza de los mercados. Y es que no soy versado en economía y creo que a estas alturas todo el mundo se habrá dado cuenta de que tampoco hace falta para identificar que esta crisis no es económica, sino de confianza, de imagen, de seguridad, de respeto, de compromiso y de honestidad.

Todo aquello que podamos leer sobre el porqué de la situación de los países y sus deudas o sistemas economico-laborales es extrapolable a aspectos de liderazgo y estilos de gestión en las empresas. Y es que los males endémicos que afectan a unos y a otros, y por comparación a la sociedad, son los mismos. FALTA DE CONFIANZA.
Por lo tanto merece reflexión no tanto la solución del problema del momento sino el estilo a seguir de ahora en adelante.

Las profecías Mayas y Hopi no hablaban de fin del mundo en 2012, sino de fin de una era y comienzo de otra. ¿Será esta la era de la nueva forma de relacionarnos y construir? La era de la.confianza, la sensated y del esfuerzo.

Todo esto que he escrito no es más que un batiburrillo de ideas, pero merece pensar en ello, la solución a muchos problemas pasa por replantear, creer, crear y esforzarse. También cuando hablamos de confianza.

A mitad de camino entre Tarragona y Bilbao, concretamente en Pleno desierto de los Monegros es donde estoy empezando ( y espero.acabar) este post. Y es que al inicio de este viaje he empezado a leer " El Principito se pone la corbata" un prometedor libro de Borja Vilaseca.


Y digo prometedor porque solamente he leído una nota aclaratoria del autor, el prólogo y el primer capítulo. Pero ya me es suficiente.para poder recomendarlo. Y es que lo que en estas páginas pone es aquello por lo que discuto y me desespero con demasiada frecuencia, es un grito al cambio y al esfuerzo por mejorar apoyándose en algo que todas las personas poseen: potencial.

Un libro sobre el cambio, sobre la influencia del liderazgo y sobre la importancia de focalizar las acciones de cualquier empresa y estilo de vida en las personas que componen el grupo sobre el que se influye.
Muy muy muy recomendable. Veremos.como.continúa... ¡Seguro que le gano al tren y acabo antes de llegar a Bilbao!